sábado, 25 de julio de 2020

MATA UN NAZI

Aranjuez había sido tomado por las fuerzas de ocupación ─el ejército colombiano─ que quería imponer paz en territorio de nadie y todo pobre ciudadano era llevado a un convento de la parte baja que les servía de cuartel y de comando central. Por esa razón los ensayos se habían trasladado de donde Óscar a la casa de mis padres, mi pequeña habitación servía de ensayadero y montábamos canciones de las primeras en la lista o nuevas. Cómo reparación a que sólo yo componía, les propuse que habláramos del fantasma nazi y que compusiéramos entre los tres ─esos éramos─ algo sobre ello. Sólo para recordar y tener presente que ese fantasma, estaba muerto para nosotros, pero no para los supervivientes ni para los países que debieron partirse entre los victoriosos. Letra y música debieron surgir de mí, porque Mauro y Óscar no estaban muy empapados del tema, mientras que yo acababa de dejar el texto "Los hornos de Hitler" de donde salió cada párrafo de la canción, que no es literal. La queja es pasiva que cuenta como se luchaba por el poder cómo zombies o cómo lacayos de un poderoso Reich y cuenta la tortura en los campos de concentración, nada puntual, todo diseminado en esos "los hornos se prendieron otra vez, combustible humano para arder"... "nacionalsocialismo es pudrición y el que lo practica un maricón..." y al coro final "mata un nazi" por todo esto y por todo aquello. Yo me pregunto si ahora no hay nazis y me acuerdo de todos esos regionalistas a ultranza y me respondo a mí mismo: más nacionalistas que los patriotas que se encintan con una bandera no hay, por eso practico el apatridismo. Como les decía, tal vez sea de 1987, pero es una canción que provoca el pogo y escándalo y arrebato. Con ella y por ella se han acabado muchos eventos por la euforia que provoca, que me han hundido el micrófono en la cara y me han reventado muchas veces por su culpa. Recuerdo Tunja por ejemplo, donde esperamos hasta las once de la noche para subirnos a tocar y en un lleno total, tocamos esta canción que hizo una montonera que debimos huir con los instrumentos hacía las afueras del escenario y canceló el "toque" por los destrozos. Viajamos unas quince horas y cerramos con tres canciones para hacer el viaje de regreso. La letra no es profunda, ni la música virtuosismo, pero en cuestión de tendencias, nadie tiene la última palabra. La grabación de Adolf Hitler se le adicionó de un disco de 45 RPM que tenía M. Gómez sobre "Voces de la historia" y no teníamos idea de lo que decía y fue él el de la idea de adicionársela. Anduvimos buscando quien nos tradujera las frases o nos diera una idea del contenido. Fue infructuosa la búsqueda. Hoy, cualquiera consigue la voz del susodicho y hoy, cualquiera puede traducir el argumento.

Este concierto fue en Ecuador y fue el organizador de tal evento el que, con sus herramientas, le hizo edición al video. Es de 2005 y fue la única vez que salimos del país.

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